El porcentaje de niños y adolescentes obesos y con sobrepeso ha superado el doble de su valor durante los últimos 30 años.
Según la fundación de la familia Kaiser, el niño promedio mira la televisión aproximadamente 3 horas al día, y el niño promedio pasa 5 horas y media frente a la pantalla de distintos medios.
Las recomendaciones que se dan para evitar esto son las siguientes:
- Que el niño de 1 a 3 años realice 1 hora y 30 minutos de ejercicio al día como mínimo.
- Que el niño de 3 a 5 y de 6 a 12 realice de 1 hora y 30 minutos a 2 horas de ejercicio físico al día.
- Que los mayores de 13 años realicen de 30 minutos a 60 minutos de ejercicio al día como mínimo.
Cabe destacar que el “ejercicio físico” incluye el juego libre.
Realizar ejercicio físico es beneficioso para la salud porque previene enfermedades crónicas propias de los países desarrollados como son la diabetes, la osteoporosis, la obesidad y las enfermedades coronarias.
No obstante, no podemos olvidarnos que el ejercicio físico es bueno, pero en exceso puede ser perjudicial para nuestros niños. Se ha demostrado que realizar deporte de competición aumenta 2.5 veces el riesgo de muerte súbita en los jóvenes. El deporte no es propiamente el causante de la muerte súbita sino que actúa como desencadenante de la misma cuando la persona que lo realiza padece una enfermedad cardiovascular subyacente.
La opinión general nos lleva a la conclusión que hay que realizar un estudio antes de la iniciación de ejercicio físico y repetirlo al menos cada 2 años. Esta valoración incluye: historia clínica, exploración física y electrocardiograma con los criterios de Cornell y Lewis.
Con el electrocardiograma detectaremos:
- Miocardiopatías: hipertrofia, displasia arritmogénica del ventrículo derecho, miocardiopatía dilatada.
- Enfermedades del sistema de conducción: bloqueos av, síndromes de preexcitación como el Wolff- Parkinson- White.
- Enfermedades de los Canales Iónicos: brugada, QTc largo y QTc corto.
Aunque cardiovascularmente el niño esté sano, especialistas recomiendan evitar que niños menos de 13 años participen en competiciones de forma frecuente. Ello se debe al desgaste prematuro que puede desencadenar en el abandono del deporte, a la vez que puede producir alteraciones psicomotoras, psicológicas, hormonales y óseas.
Otro punto a destacar es la importancia de la hidratación. Es muy importante que enseñemos a nuestros niños que deben beber agua mientras hacen ejercicio. Los niños se deshidratan antes que los adultos. El rendimiento deportivo disminuye con pérdidas de 4% de líquido y si las pérdidas son mayores, disminuye la tasa de sudoración aumentando la temperatura corporal, lo que puede producir colapso circulatorio. El mecanismo de sed se activa tardíamente, así pues, debemos educar al niño a consumir líquidos frecuentemente aunque no tenga sed.
Lo que tenemos que tener claro es que siempre que nuestro hijo esté controlado y haga el ejercicio dentro de una intensidad adecuada, le estaremos ayudando a prevenir muchas enfermedades, sobre todo a largo plazo.
Berta Museros.
DUE.